Un saldo concreto, colectivo y de conciencia social
La pandemia dejará huellas, sin dudas, que serán más profundas cuanto más tardíos y elitistas sean los tratamientos o vacunas para neutralizarla, y cuanto más tiempo su amenaza penda sobre nuestras cabezas. Puestos a buscar algún saldo positivo, algunos hechos, ideas e instituciones en sentido amplio asoman, al menos mientras dura la fase peligrosa.
En el plano de lo concreto, quedará la nueva infraestructura hospitalaria, como los doce hospitales modulares, que seguirán activos cuando termine la pandemia, más la reactivación de un hospital de agudos y otro materno infantil en el conurbano bonaerense. También quedarán las capacidades científico-tecnológicas fortalecidas, que permitieron, por ejemplo, en tiempo record, desarrollar y producir a gran escala el test para detectar el virus, hito de la ciencia local y de su vinculación con el sistema productivo; además de otros tests y la investigación de tratamientos para la enfermedad. Todo esto quedará mientras otro gobierno no degrade otra vez el sistema público de educación, salud, ciencia y tecnología.
También quedará la experiencia colectiva para enfrentar una enfermedad contagiosa, factor que, al parecer, explica buena parte de la baja mortalidad del COVID-19 en países asiáticos que sufrieron otras pandemias recientes.
Y en la conciencia social, como saldo positivo quedan evidencias y desenmascaramientos, que no alcanzan para torcer las relaciones de poder existentes, pero desnudan su contingencia. Las evidencias señalan la necesidad de mayor autonomía nacional en temas estratégicos como la salud pública; la centralidad del trabajo como creador del valor económico y del consumo para realizar ese valor; la diferencia que marca una dirigencia pensante de valores claros y humanistas; y la evidencia de que solo el Estado, si está enfocado en la vida, puede gestionar en favor del interés general, y no el mercado, centrado en las ganancias.
Por el contrario, la pandemia desenmascara lo tanático del liberalismo darwinista –“que mueran los que tengan que morir”, “la inmunidad del rebaño”–, sus mezquindades y conductas especulativas. La economía es algo demasiado importante para que quede en sus manos, y la salud aun más.
Este artículo integra la serie: ¿Dejará algún saldo positivo la pandemia?, parte II. Volver a nota principal.
* Economista (UBA) y UTN-FRGP. Su último libro es Historia de la deuda externa argentina. De Marrínez de Hoz a Macri, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2019.
© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur