Tener a Venezuela totalmente aislada es un gran obstáculo para la cooperación
Esta pandemia llegó en un momento de muy baja comunicación política entre los países de América Latina. Tal vez estemos en uno de los momentos de menores esfuerzos integracionistas exitosos. Hace unos años, antes de la llegada de Donald Trump y de Jair Bolsonaro, había una comunicación mucho más fluida y sobre todo había más coincidencias, más convergencias conceptuales en la manera en cómo se veía el continente por parte de todos. Ni que hablar durante las primeras Cumbres de las Américas, había una fe en la integración o, por lo menos, en la cooperación hemisférica y esa era una prioridad de la mayoría de la región. Hoy en día no lo es. Tener un lenguaje tan agresivo como el del presidente Jair Bolsonaro, en un país con semejante importancia como es Brasil, o en cabeza del presidente de Estados Unidos, me parece que genera muchas dificultades.
No soy optimista sobre cómo vamos a salir de esta pandemia, no creo que salgamos a buscar mecanismos de cooperación justo cuando ya no está el problema que nos afecta a todos. Me parece que el gran desafío está en cómo construir nuevos mecanismos. Necesitamos nuevos mecanismos de articulación, incluso conceptuales y por supuesto políticos, para alcanzar una cooperación que sea efectiva frente a las nuevas enfermedades y los nuevos problemas. Para eso existen dos dimensiones. Una científica, basada en que necesitamos mejor conocimiento sobre lo que es la enfermedad, qué se necesita para superarla, compartir conocimiento e investigación. La segunda, política, más parecida a lo que fue la cooperación en el pasado: unir esfuerzos nacionales para lograr metas multinacionales de reducción de la epidemia en todos los continentes.
Define a este momento como uno de los peores en materia de integración regional, ¿cuál cree que ha sido el momento de mayor articulación?
Tuve una gran esperanza hacia la época de la primera Cumbre de las Américas, a finales de 1990, porque en ese momento había una mayor convergencia ideológica en qué tipo de gobiernos queríamos para América Latina, partíamos de esa base. No estábamos buscando cosas realmente distintas, creíamos que había posibilidades de avanzar en objetivos comunes. Hoy en día el continente está mucho más dividido. Hay tendencias muy distintas entre sectores de derecha e izquierda que hacen muy difícil la comunicación. Tener a un país de la importancia de Venezuela totalmente aislado es un obstáculo muy grande para una cooperación de todos. Creo que debemos tener una mirada más pragmática hacia Venezuela. No me gusta lo que hay ahí, la orientación del gobierno del presidente Nicolás Maduro, pero aquí no estamos hablando de qué te gusta y qué no, sino de qué funciona y qué no. Hay que poder hablar aunque pensemos distinto y tengamos organizaciones distintas. Me parece que a Venezuela hay que vincularla. Hay otros países que también tienen regímenes frente a los cuales uno podría tener muchas críticas y que, sin embargo, no han sido tratados con la dureza con la que se trata a Venezuela.
© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur