VICEPRESIDENTE DE URUGUAY 2005-2010, CANCILLER DE URUGUAY 2015-2020

América Latina necesita gobiernos más humanitarios

Por Rodolfo Nin Novoa
Rodolfo Nin Novoa

Estamos viendo cómo muchos de los países que están sufriendo las peores consecuencias de la pandemia son los que han aplicado políticas ultraliberales, han desarticulado su sistema de salud y han hecho de la salud un negocio. Eso tiene que empezar a ser visto de otra manera por los futuros líderes políticos. Necesitamos una actitud más colaborativa para darle un rol diferente al Estado. Pero también tenemos que avanzar en una respuesta global de los Estados que persiga objetivos comunes, que enfrente a los problemas que se avecinan para la humanidad. No puede ser que los países más ricos puedan desarrollar insumos que contribuyan a combatir esta pandemia y decidan quedárselos para ellos solos. Tiene que haber una distribución del conocimiento mundial que aspire a mejorar la calidad de vida de la gente. Aspiramos a que el capitalismo salvaje que está imperando en buena parte del mundo tienda a desaparecer y sea sustituido por un sistema más humanitario, más socialista, no desde el punto de vista de la tenencia de los medios de producción, sino que sea capaz de situar a las personas en el centro de la atención pública.

¿Cómo analiza el rol de los organismos multilaterales en respuesta a esta pandemia?

Los organismos multilaterales están en cuestión. Si nosotros no tenemos una definición previa de cómo enfrentamos los objetivos globales, difícilmente podremos tener instituciones globales que tengan respuesta a las problemáticas que se están planteando. Si las grandes potencias no colaboran, sea desde el punto de vista científico, económico o financiero, con las organizaciones multilaterales, será muy difícil que podamos tener éxito.

¿Cree que ha habido algún tipo de respuesta regional?

No vimos una acción unificada. En el Mercosur existe muy poca coordinación y pocos puntos de acuerdo para alcanzar una estrategia común. A nivel regional creo que hay una tendencia a mirar las organizaciones regionales desde el prisma político-partidario. La desaparición responde a que han irrumpido en el escenario regional gobiernos que tienen una ideología de derecha, con un altísimo componente egoísta. Estos gobiernos intentan defenestrar los organismos regionales tratando de vincularlos a proyectos ideológicos. Un claro ejemplo de eso es la Unasur donde, desde que hubo cambios en los gobiernos, pasando de gobiernos progresistas a gobiernos conservadores, hemos visto el derrumbe de esta institución que había alcanzado logros importantes.

En ese contexto ¿cómo analiza la respuesta de la Celac?

La Celac es un instrumento que se ha visto potenciado con la presidencia pro tempore de México. En América Latina y el Caribe el único mecanismo que tenemos es la Celac para tener una visión compartida de los problemas que tiene la región, porque la OEA está absolutamente politizada e ideologizada, y para estas cosas no sirve mucho; no sirve para nada.

¿Cómo imagina el futuro inmediato de América Latina después de la pandemia?

Me parece que los pueblos se van a dar cuenta, después de este suceso tan dramático, que nosotros precisamos gobiernos más humanitarios donde se ponga a la persona en el centro de las preocupaciones gubernamentales y eso la derecha no lo da.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

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