El fracaso de Mani Pulite
Por Francesca Lancini*
Un lugar común sostiene que un dirigente adinerado nunca será corrupto pues no necesita robar para enriquecerse. La política italiana es una demostración contundente de su falacia. Hace dieciocho años, los magistrados italianos lanzaban una ofensiva sin precedentes contra la corrupción de la clase política. Su victoria fue pasajera. Hoy, las leyes se hacen a medida.
* Periodista, Milán.
Traducción: Mariana Saúl
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