Protegerse de los «protectores»
Por Martin Mongin*
Impulsada por el clima de preocupación por la inseguridad -uno de los temas preferidos del discurso político- la participación de empresas privadas en misiones de seguridad pública va in crescendo: guardias de estacionamiento o de supermercado, vigilantes, alarmas... Gracias a las sociedades de vigilancia reina el orden. Pero aun cuando la función de estos agentes de prevención y seguridad es ante todo "económica", su banalización y los poderes de control que se arrogan, en las fronteras de lo legal, ponen en riesgo las libertades públicas.
* Profesor de filosofía. Miembro del Institut de démobilisation, Rennes, Francia.
Traducción: Gustavo Recalde
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