EDICIÓN 044 - FEBRERO 2003

Antes de la guerra

Por Ignacio Ramonet*
El discurso sobre el Estado de la Unión del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, bien puede leerse como una fundamentación del ataque a Irak. Bush apuntó a las principales objeciones a su belicismo: la falta de consenso entre sus aliados y en Naciones Unidas y también de pruebas que vinculen a Irak con los atentados del 11 de septiembre. Para lo cual alternó la naturalización del liderazgo mundial de su país ("Una vez más, somos llamados a defender la seguridad de nuestro pueblo y las esperanzas de la humanidad. Y aceptamos esa responsabilidad") con el unilateralismo que signa su gestión: "El destino de esta Nación no depende de decisiones ajenas".

* Periodista, semiólogo, ex director de  Le Monde diplomatique, edición española.

Traducción: Marta Vassallo

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