El deseo de lo maravilloso
Por Serge Tisseron*
Rehuir una realidad cotidiana demasiado agobiante, alejar momentáneamente las muy conocidas causas del malestar, es uno de los caminos por los que la ficción maravillosa alivia a sus espectadores. El otro es la garantía de que el imaginario personal pueda vincularse con un imaginario colectivo y universal, ahora que el debilitamiento del control religioso sobre las imágenes internas deja a cada cual enfrentado con su soledad. Por primera vez, un país puede imponer sus imágenes a todo el planeta.
* Psiquiatra infantil, psicoanalista y escritor. Último libro publicado: L'intimité surexposée, Ramsay, París, 2001.
Traducción: Patricia Minarrieta
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