ENTREVISTA A JUAN JIMÉNEZ MAYOR

“Ha sido un quinquenio perdido para Perú”

Por Rodrigo Chillitupa Tantas*
Perú atraviesa una profunda crisis política que tuvo su pico durante el pasado mes de noviembre, cuando hubo tres presidentes en una semana. En entrevista con el Dipló, Juan Jiménez mayor, importante figura de la política peruana que integró el gabinete de Ollanta Humala, analiza las razones de la crisis actual, el estallido social que ocurrió y las prioridades del gobierno interino de Francisco Sagasti de cara a las elecciones presidenciales del 11 de abril.
Crédito: César Campos

Juan Jiménez Mayor, quien fuera ministro de justicia, presidente del consejo de ministros y embajador de Perú ante la OEA durante la presidencia de Ollanta Humala, afirma que Perú llega a su bicentenario, el 28 de julio de 2021, en una situación delicada por las consecuencias socioeconómicas de la Covid-19 y la permanente inestabilidad política de los últimos cinco años. Para este ex primer ministro, uno de los más consultados por los medios de comunicación para analizar la coyuntura del país, el Gobierno de transición de Francisco Sagasti tiene el gran desafío de superar ambos problemas y fijar una ruta de recuperación hacia el bicentenario.

Juan Jiménez Mayor está escéptico y lo inquieta que el futuro inmediato de Perú sea una incógnita. Dice que lo sucedido en los últimos cinco años evidenció la debilidad del sistema institucional del país y en noviembre pasado llegó a su punto más alto: la destitución del presidente Martín Vizcarra, el efímero ascenso al poder del congresista opositor Manuel Merino y la instalación el Gobierno de transición de Francisco Sagasti. “Me pareció surrealista tener, en una semana, tres caras distintas en el Ejecutivo”, confiesa.

Jiménez Mayor destaca que el reciente cataclismo político se debe, en parte, al resultado final de las elecciones generales de 2016. “Un presidente no puede gobernar sin tener mayoría en el Congreso”, sostiene en relación a que el ganador de ese proceso, el economista Pedro Pablo Kuczynski, fue golpeado por el fujimorismo desde que asumió el poder. Los ministros eran censurados y el mismo mandatario renunció para no seguir ese camino de la defenestración.

“Hubo un exceso abusivo de recursos constitucionales como la vacancia, que se ha usado en tres ocasiones en este quinquenio”, reflexiona. Y agrega que la reciente crisis debe servir para ejercer un voto responsable en las elecciones generales del 11 de abril de 2021. “Será una oportunidad muy importante para enfrentar la corrupción que dañó al sistema democrático en las últimas tres décadas”.

Perú tuvo tres presidentes de la república en una semana. ¿Qué mensaje dejó el país después de esta inédita situación?

Claramente hemos pasado por una situación muy delicada en términos generales. Hay muchos perdedores en esta crisis que nunca debió ocurrir. Siempre tengo una frase que le digo a mis colaboradores: “Para un político, la prudencia es la mejor consejera”. En este caso, evidentemente, sucedieron diversos eventos imprudentes que llevaron al extremo al país.

Habla de perdedores. ¿Quién salió más golpeado de la crisis? ¿El Congreso, el Ejecutivo o la población?

El gran perdedor fue el Perú porque, a la dramática situación sanitaria, económica y social, se sumó una crisis política.

¿Se hubiera podido evitar si el ex presidente Vizcarra hubiera tenido una bancada en el Parlamento?

En Perú, cuando un gobierno no tiene mayoría parlamentaria, cae. El gobierno de Vizcarra tuvo muchas dificultades de gobernabilidad, lo que acabó en un escenario como el que hemos visto ahora bajo, digamos, supuestas figuras constitucionales que hacen que el presidente dimita o sea sacado de su puesto. Esto es contrario a la voluntad del pueblo que lo elige por un periodo de cinco años, y es un ejecutorio muy peligroso para la estabilidad democrática del país.

¿La Constitución peruana se utilizó mal en este quinquenio?

La Constitución es un instrumento normativo o programa de acción que establece un camino a seguir como país. No puede ser utilizada para una fricción permanente entre los poderes, porque eso afecta el principio constitucional. Efectivamente, hubo un exceso abusivo de los recursos constitucionales, como la vacancia, que se ha usado en tres ocasiones en este periodo y una serie de cambios en la gestión del Gobierno por las interpelaciones y las censuras contra los gabinetes de ministros. Solamente en la pandemia hemos tenido seis ministros de Salud. También ocho ministros de Economía, nueve del Interior y doce de Cultura. En los últimos 20 años hubo 27 gabinetes con un periodo de duración de ocho meses.

¿Cómo ve al gobierno de Francisco Sagasti? ¿Podría enviar un mensaje parecido al de Valentín Paniagua en el 2000?

Tiene un discurso muy claro que genera confianza. Creo que Francisco Sagasti tiene todas las cualidades y, además, sus primeras acciones políticas como saludar a los manifestantes, visitar a los heridos en el Hospital Loayza, pedir perdón en nombre del Estado a las víctimas y rechazar los abusos que se cometieron lo colocan en una posición importante. Se va a convertir en un presidente diferente a nivel regional. Quizá un Pepe Mujica, pero no tan a la izquierda, sino más de centro, que genere esa docencia política ausente en el país. Ojalá que Sagasti siga con esa vena de profesor o líder y nos fije la ruta para recuperarnos como país.

¿En qué prioridades se debe enfocar estos meses?

Lo primero es el aspecto sanitario. Es muy acertado que continúe la ministra Pilar Mazzetti en Salud. No tenemos tiempo de poner a una persona que recién aprenda en el sector. En segundo lugar, diría que la prioridad es la agenda de recuperación económica. Aquí, más allá de todo lo que han dicho los técnicos, hay que ajustar una serie de clavijas en el aspecto de inversión pública. El Gobierno de Vizcarra planteó un programa de recuperación llamado “Reactiva Perú”, así como 6.400 millones de soles para obras en educación y con gobiernos subnacionales. El problema es que tiene la estructura con las mismas reglas de siempre: los estudios de pre inversión y los programas, sin que existan mejoras para la rapidez en la ejecución de estos presupuestos. Ojalá que el gobierno de Sagasti dicte medidas que impidan que alcaldes o gobernadores sean acusados o sometidos a investigaciones por el uso de fondos públicos de manera irregular.

Hay dos designaciones clave: la primera ministra Violeta Bermúdez y el titular de Economía y Finanzas Waldo Mendoza. ¿Qué pueden aportarle al gobierno de Sagasti?

Quiero destacar, primero, la presencia de una mujer profesional como Violeta Bermúdez, quien no solo ha tenido presencia en el ámbito jurídico como profesora universitaria, sino también importantes puestos en la gestión pública. Conoce mucho el ámbito de los gobiernos subnacionales. Esto le va a servir para tener una mayor articulación con las regiones. Hay que decir que, durante la pandemia, hemos tenido una fractura de la gobernanza del país en términos de falta de seguimiento y aplicación de las políticas de salud por parte de los gobiernos regionales, quienes no seguían los lineamientos del Ejecutivo. Hemos tenido que sacar dos leyes para enfatizar el papel rector del Ministerio de Salud en estos meses. En el caso del ministro de Economía, Waldo Mendoza, es una persona con credenciales académicas y en el ámbito de la función pública. Antes de asumir como ministro, él presidía el Consejo Fiscal, que es un organismo de seguimiento de las políticas económicas en Perú para establecer estos parámetros de la vacuna contra el populismo que hay en el país.

Los jóvenes tuvieron un papel clave en la reciente crisis. ¿Cómo observa a la denominada “Generación del Bicentenario”?

Es muy interesante que se haya descubierto que los jóvenes no estaban ajenos a las cuestiones políticas del país. En Chile, el estallido social que ocurrió en 2019 creo que podría utilizarse para el caso peruano. Hay un momento de hartazgo hacia la clase política y hacia el uso arbitrario del poder por parte de esta coalición subalterna de vacadores que quisieron tomar el poder, pero los jóvenes no se lo permitieron. Es un movimiento espontáneo; se le llama “estallido social” porque no está liderado ni por la izquierda ni por la derecha. Los peruanos debemos reflexionar acerca cómo se ejerce la política en el país.

Algunos jóvenes piden una nueva Constitución. ¿Es viable?

Sí, efectivamente ha entrado al debate. Pero añadiría a tu pregunta con lo decidido por el Tribunal Constitucional que le está dando como una suerte de muerte a la Constitución de 1993. Hay que decir un par de cosas sobre esto. Primero, tal como lo ha dicho el presidente Sagasti, no es el momento. Hay que reflexionar hacia dónde quiere ir el país. La Constitución del 93, si bien tiene sus elementos criticables, ha sido reformada en 44 artículos. Es decir, más del 20% ha sido reformado. Si hablamos de cambios, tal vez puede ser esta parte de la vacancia. Otro aspecto puede ser el capítulo económico. Ojalá que haya debates o estudios para ver cuál es el mejor mecanismo para reformar la Constitución.

¿Llegamos al bicentenario con un quinquenio perdido?

Sí, creo que ha sido un quinquenio perdido y malo para el país. No hay ninguna obra importante que se pueda exhibir. Lo único que se mostrará es el museo que se construye en Pachacamac, iniciado por el gobierno anterior. Solo hubo crisis y retroceso en muchos aspectos.

* Periodista.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

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