Una oportunidad para fortalecer las redes de solidaridad

Por Daniel Feierstein*

Es cierto que la pandemia puede dejar algunas enseñanzas o posibilidades pero, a diferencia de sus efectos negativos, nada de ello ocurrirá automáticamente, contra lo que han especulado algunos apresurados a la Zizek.

En el caso argentino se ha manifestado claramente la importancia de redes sociales con presencia territorial (desde las organizaciones eclesiales de base, hasta los movimientos de desocupados), que se revelaron centrales para establecer y monitorear estrategias para lidiar con el virus, desde cuarentenas hasta trazabilidades comunitarias, desde la gestión de la alimentación hasta la fundamental contención de las angustias y ansiedades populares. Asimismo, han quedado patentes las condiciones de profunda desigualdad de la estructura social argentina y los millones de personas que son parte de mercados informales, excluidas de toda planificación estatal hasta este momento.

Nada de ello producirá consecuencias de por sí, pero constituyen oportunidades para revalorizar y fortalecer las redes de solidaridad, las relaciones de confianza a nivel territorial y las ventajas de la organización de los sectores populares.

De la capacidad de asumir estas situaciones y actuar a partir de ellas dependerá que la pandemia pueda dejar tras de sí algo más que muerte y destrucción.

Este artículo integra la serie: ¿Dejará algún saldo positivo la pandemia?, parte I. Volver a nota principal.

* Investigador del CONICET y profesor UNTREF/UBA.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

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