Sinkiang, cualquiera puede ser sospechoso
Por Rémi Castets*
Un millón de uigures –población turcófona y musulmana– han padecido arrestos y confinamientos ilegales en centros de detención en el extremo occidental de China. El discurso oficial enmascara estas violaciones a los derechos humanos y afirma que sólo se trata de centros de “educación patriótica” y de “formación profesional”.
* Doctor del Instituto de Estudios Políticos (IEP) de París, director del Departamento de Estudios Chinos de la Universidad Bordeaux Montaigne.
null Traducción: María Julia Zaparart
Accedé a todo el contenido por solo $3800 por mes.
Para acceder a este contenido debes tener una Suscripción Plus (edición mensual + archivo).Si aún no posees una, puedes adquirirla aquí.
Si ya tenés cuenta accedé aqui
Más notas de la edición Edición MARZO 2019
Destacadas del archivo