El irónico encanto de la política
Por Gérard Lemarquis*
Tras la crisis de 2008, un punk anarquista se convirtió en alcalde de Reikiavik gracias a una campaña corrosiva contra el sistema. Pero una vez en el poder, llevó adelante un proceso de transparencia y democracia participativa.
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Tras el colapso de 2008, la capital de Islandia se convirtió en la imagen misma de la desolación. El bosque de grúas que había emergido durante la burbuja financiera se desvaneció. Los edificios a medio terminar de Reikiavik ofrecían sus flancos de concreto a la ventisca. Gran parte de la...
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