LA EXTREMA DERECHA CONTRA LA DEMOCRACIA

El mangrullo de los necios

Por Pablo Semán y Nicolás Welschinger*
Javier Milei conecta con su público de dos modos. A nivel consciente, ofrece soluciones libertarias a problemas que vienen de antes de la pandemia: contra la cuarentena, la libertad, contra la inflación, la dolarización, contra la desocupación el emprendimiento. Pero también se proyecta como una especie de “chamán” que, bajo la apariencia de un loco, absorbe anhelos y angustias populares y devuelve imágenes que permiten crear una identificación masiva.
Jair Bolsonaro, ex presidente de Brasil

Belén es una de las pocas mujeres que paran con su moto en la plazoleta de diagonal 74 en La Plata a la espera de que entren las notificaciones en la aplicación de “Pedidos Ya”. Antes de la pandemia, ella ya combinaba su ingreso como cuidadora en un asilo de personas mayores con el pago por hora en la cocina de un restaurante del centro de la ciudad, así que cuando llegó la cuarentena y el restaurante cerró sus puertas Belén decidió bajarse las aplicaciones de varias de las empresas de reparto y buscar la más conveniente. Siempre durante la mañana y la tarde, nunca de noche por seguridad, Belén fue aprendiendo cómo aumentar las horas que podía dedicarle al reparto sin descuidar su principal trabajo, ni el cuidado de su hijo. Para ella, la posibilidad de “acomodar horarios” que le da el reparto, la moto y la app le permite disponer de flexibilidad para “entrar y salir” de la casa y organizar sus tiempos de modo que pueda “cuidar al nene cuando lo necesite”. De otro modo necesitaría pagar un transporte privado para la escuela y/o pagar a una niñera. No compensa.

El reparto en moto tiene, además de la flexibilidad de horarios y la posibilidad de complementar ingresos, otros aspectos que Belén valora: puede ver, de inmediato, cómo rinde su esfuerzo, ese plus de energía y de horas que decide sumarle al día y que dependen puramente de su voluntad. Ella es consciente de que en la moto corre muchos riesgos, que van desde caer en el ranking de la app y perder posibilidades de ganar más dinero, hasta sufrir un accidente sin tener seguro ni nada que la cubra. Pero para Belén esto se contrapesa con la posibilidad que el reparto le da de hacer rendir su esfuerzo en un ambiente laboral que no duda en definir como “competitivo”. “Para mí tiene muchos riesgos –nos explica– pero no son más altos que los de trabajar en una cocina, porque prefiero que me roben la moto a que me quede la mano como una sobadora; tengo la ventaja de alguna manera de ser yo y la aplicación, nada más. Depende de mí en definitiva porque yo nunca cobré una ayuda del Estado, en mi vida, ni es lo que quiero para mí”.

Por estos motivos, cuando en abril de 2023 vio en el grupo de WhatsApp que comparte con conocidos y amigos del reparto la convocatoria a protestar contra la votación del proyecto de ley de regulación de los trabajadores de plataformas, Belén se subió a la moto y sin dudarlo se les unió en el reclamo frente a la sede de la Legislatura, en el centro de La Plata. “Se quieren manejar ellos –nos explicaba con indignación en referencia a “los políticos”– sin escuchar las preocupaciones de los que trabajamos todos los días en esto ¿entendés? No tienen en cuenta nuestra libertad de decidir cuándo y cómo trabajamos para ganarnos la vida. ¿Por qué me van a decir a mí cómo tengo que generar mis ingresos?”. Ante esta situación, una conclusión de Belén adquiere valor de programa político: “no me jodan con derechos que te empobrecen ¿por qué nos tienen que regularizar a nosotros y no a los manteros, a los que están cobrando sin trabajar en el Estado, a los que laburan de cortar la calle?”. La idea, expresada por Belén, pero cada vez más extendida en este sector, es la de “derechos que empobrecen”, y pone en evidencia hasta qué punto prefiere ser ella misma quien “le encuentre la vuelta” al mercado competitivo.

La posición de Belén asume en su positividad una nueva situación desregulada del trabajo en el mismo movimiento que reivindica, autoafirma y se empodera, en las posibilidades de su fuerza para hacerle frente con éxito. Su postura sobre “los derechos que empobrecen” nace de esta coyuntura y se ajusta a una economía informal que crece al grito de liberar de las regulaciones estatales y sindicales las oportunidades laborales para “la gente de bien que quiere trabajar” y no rechaza la humillación de recibir dinero estatal o la “ayuda” de un plan social.

El poeta vigoroso y el chamán

Javier Milei podría reclamar para sí la frase de su admirada Margaret Thatcher: “La economía es el método, el objetivo es cambiar el alma”. Pero en el sentido inverso porque, mientras que Thatcher se apoyaba como método en la economía para desarraigar del alma los consensos del Estado de bienestar laborista, el libertario procura como método trazar puentes con un alma popular que ya cambió para transformar la economía.

El libertario procura como método trazar puentes con un alma popular que ya cambió para transformar la economía.

Milei conecta con su público, sobre todo con su público más amplio, de modo consciente y también más allá de lo consciente. Su bronca, su rugido, su agresividad, su descripción de la casta, su desprecio por las instituciones que le dan sentido social a la democracia y su panoplia de explicaciones económicas que sintonizan con la experiencia y la intuición inmediata permiten adjudicar al candidato libertario, como explica Martin Plot, el carácter de “poeta vigoroso”, es decir de intérprete privilegiado del malestar.

De modo reflexivo –consciente– su discurso ha logrado anudar experiencias y narrativas libertarias en una temporalidad que va desde su emergencia como panelista televisivo, luego como candidato a las elecciones de 2021, al calor de la crítica a la cuarentena, y posteriormente, a la salida de la pandemia, como letal detractor de los devastadores efectos de una inflación incesante, exponiendo la incapacidad del “sistema de la casta” para contenerla. Su prédica recogió todos los temas que Juntos por el Cambio y el peronismo abandonaron o ante los que eligieron fingir demencia, y uno por uno se apropió de ellos para volverlos a presentar, para poder re-presentarlos de cara a la sociedad, bajo la forma ahora de soluciones libertarias: contra la cuarentena la libertad, contra la inflación la dolarización, contra la desocupación el emprendimiento, contra la inseguridad el derecho a la libre defensa, contra el sistema de la casta el “que se vayan todos”. Así, al tratar no solo de un modo crítico/reactivo, sino también propositivo, los problemas que la casta negaba o elegía ignorar, el discurso de Milei permitió a sujetos situados a lo largo y a lo ancho de la estructura social construir su experiencia, darle sentido inmediato a su práctica, hacer público algo privado.

A esta tesis se puede contribuir con un elemento complementario: el modo en que Milei conecta en un registro no consciente. Una observación de Carlos Pagni subraya algo que está más allá de la conciencia y las intenciones de Milei, y que es profundamente constitutivo del fenómeno que encarna –nunca mejor que en este argumento esta palabra– el líder de La Libertad Avanza. Pagni señala, a partir de la entrevista del candidato con Alejandro Fantino, que Milei se emociona porque lo reconoció. “Milei, una víctima del hostigamiento, agradece exageradamente a quienes lo reconocen. Esa posición psicológica es extraordinariamente eficaz para la representación porque una parte de la sociedad se siente así. Víctima del ‘acoso’ de la dirigencia, de la política. Se observa que los mileistas en los focus eran tipos retraídos, tímidos, que cuando se mencionaba a Milei se encendían. Milei dice que cuando Fantino lo defendió del statu quo empezaron a aparecer los leones. Milei no es un león al que hay que seguir. Milei te hace león. A vos que estás cascoteado, sin destino, te transforma en una fiera”.

Claude Lévi Strauss ayuda a entender algo más a propósito de esta observación. Lo psicológico es social, pero no en un sentido banal de eximir de responsabilidades al “loco”, sino en un sentido menos habitual. El chamán, con sus particularidades, concreta compromisos simbólicos que serían imposibles sin su mediación. El cuerpo del chamán, que podría ser confundido con el de un loco, su desempeño más allá de su conciencia, son la pantalla que capta anhelos y devuelve imágenes para los “normales”. Milei, en tanto chamán, con su furia y sus excesos, su propia lucha interior por el reconocimiento y su trance es, además del que ayuda a reponer las coordenadas con un discurso consciente, el que ofrece una superficie para la identificación masiva. Esto es algo que ocurre más allá de que el mismo Milei intente lograrlo y, por eso mismo, se vuelve magnético, ya que pone en juego dimensiones más profundas, si se quiere más primarias y atractivas, del simbolismo social. El “poeta vigoroso” es también el brujo que puede interpelar el inconsciente colectivo.

Campamentos zombies

Para entender la situación que se ha creado luego del resultado de las PASO es necesario tener en cuenta al menos dos cuestiones más generales que van más allá de las estrategias del kirchnerismo o el macrismo. Los 40 años de democracia han creado algo que podemos llamar la “sociedad política ampliada”, que es mucho más que los partidos políticos, sus dirigentes y sus militantes. También está compuesta por públicos estables de la política: pueden no ser muy extensos si se considera el total de la población, pero son muy efectivos en la retroalimentación de la conciencia de los elementos más activos de la política como una referencia permanente e inmediata, a punto tal que pueden ser confundidos con el electorado. Además, forman parte de esa “sociedad política ampliada” los medios de comunicación, las consultorías y, hasta cierto punto, la mirada académica que se contamina de la inmensa atracción que ejerce el dinamismo, la intensidad, el volumen de la escena constante de la ópera de la política que funciona 24/7, los 365 días del año.

Su prédica recogió todos los temas que Juntos por el Cambio y el peronismo abandonaron o ante los que eligieron fingir demencia.

Hasta los actores económicos, que muchas veces poseen la distancia y los recursos que les permitirían auscultar la sociedad de una forma más realista, se dejan llevar por los datos de la “sociedad política ampliada”. En los últimos 20 años, los diversos bandos políticos han confundido su aceptabilidad electoral transitoria con una especie de crédito vitalicio, de formación de una planta permanente de “la política”. Y al mismo tiempo han confundido la posibilidad de llevar al gobierno sus puntos de vista con la construcción de la llamada “hegemonía”, que implica algo más profundo: haber ganado duraderamente los corazones y las voluntades de las personas. Los partidos y los dirigentes retroalimentan su mirada con la “sociedad política ampliada”, dando como resultado una solidez de la que en realidad carecen. Por eso, a la sociedad a veces no le queda otra que acogerse a la máxima rebelde: en el cuarto oscuro no te ven. De ahí viene la realidad “imprevista” (el primer lugar de Milei) que hoy afrontamos.

Maquiavelo interpretado por Buster Keaton

La sorpresa en los cuarteles generales de Juntos por el Cambio y Unión por la Patria se parece mucho al lamento del rey que evocaba Charly García. Quienes asumieron la herencia de una tradición democrático y popular, igual que aquellos que prometieron una revolución de la alegría y soluciones rápidas, ingresaron en un círculo vicioso de incumplimiento y aislamiento respecto de la sensibilidad de la sociedad, del pueblo al que pretendían representar. Tanto que ni siquiera pudieron darse cuenta de lo que representaban para ese pueblo.

Yo era el rey de este lugar

Aunque muy bien no lo conocía

Me habían dicho que atrás del mar

El pueblo entero pedía comida

No los oí, qué vil razón

Les molestaba su barriga

Yo era su rey, así lo dijo

Dios, yo era el amor, la luz divina.

En los campamentos de Patricia Bullrich y Sergio Massa emerge con angustia una pregunta: ¿cómo interpelar a la sociedad? Es muy difícil responderla, porque no hay enunciadores legítimos de los pocos mensajes que puedan emitirse luego de haber gastado todas las palabras. Es muy difícil reclamar con éxito el lugar de la empatía y el amor cuando se ha participado de un ejercicio cruel, indolente e ineficaz de la acción política. En el caso del kirchnerismo, el problema es prístino. Las apuestas moralistas y al mismo tiempo polarizantes han dado el resultado polarizante y moralista que preconizaban, sólo que con un cambio: la sanción moral ha sido para el gobierno, y la polarización, como ya sucedió varias veces durante la experiencia kirchnerista, llevó a la construcción de una mayoría en contra. Maquiavelo interpretado por Buster Keaton.

Este artículo integra la serie La extrema derecha contra la democracia que cuenta con el apoyo de Fundación Heinrich Böll.

Ver otros textos de la serie aquí.

* Respectivamente: Licenciado y Doctor en Antropología Social. Profesor en la UNSAM. / Licenciado en Sociología y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de La Plata. Investigador del CONICET.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

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