Esplendor y melancolía
Por Marina Franco*
La transición de 1983 fue una verdadera refundación de la vida política. Marcó el final de un largo ciclo de inestabilidad política, la aceptación de la democracia como sistema y el fin de la violencia represiva. Sin embargo, las urgencias actuales – creciente desigualdad y pobreza, violencia multidimensional– están socavando el sentido de la democracia que hoy celebramos, y poniendo en crisis su legitimidad como nunca antes.

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La transición de 1983 cerró la última y más feroz de nuestras dictaduras, ese ciclo de terror de Estado que todavía marca nuestra memoria social. Pero 1983 significó bastante más que el final de la dictadura. Limitarlo a eso nos hace perder de vista todo lo que se jugó allí...
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