La otra cara de Pyongyang
Por Martine Bulard*
Se necesitaron dos años para obtener una visa de ingreso como periodista a Corea del Norte. Pero esta licencia no permite libertad de movimiento y, menos aun, mantener conversaciones espontáneas con la gente local. Salvo algunas excepciones, las autoridades deciden lo que se puede ver. Pero no pueden ocultar todo.
* Jefa de Redacción Adjunta de Le Monde diplomatique, París.
Traducción: Florencia Giménez Zapiola
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