La abanderada de la bailanta asciende
Por Alejandro Margulis*
La presencia de la cantante de cumbia y santa popular en la Galería de los Ídolos de la Casa de Gobierno revela, sin perder su halo, la lógica simbólica con que los políticos argentinos buscan identificarse con la gente. A dieciséis años de su muerte, la figura de Gilda no deja de conquistar espacios.
* Periodista, editor y escritor. Autor de las novelas Quién, que no era yo, te había marcado el cuello de esa forma (1993) y Novela de difuntos y colegialas (2009).
© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur
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