Una justicia periférica

Por Martín Lozada*

Al romper relaciones diplomáticas con Israel el pasado 14 de enero debido a los ataques en la Franja de Gaza, el Presidente de Bolivia anunció que demandaría a sus máximos dirigentes por genocidio ante la Corte Penal Internacional. ¿Pero es realmente posible que una nación poderosa sea llevada al banquillo de los acusados de un tribunal que, desde sus inicios, ha sufrido el boicot de los países centrales?

* Juez Penal y catedrático UNESCO en Paz, Democracia y Derechos Humanos por la Universidad de Utrecht, Países Bajos. Autor, entre otros libros, de Acerca del genocidio, el crimen fundamental, Colección Claves para Todos, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2

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