En Chicago, la lucha sindical dio sus frutos
Por Peter Dreier*
Al designar a Hilda Solís como ministra de Trabajo, Barack Obama satisfizo a los sindicatos y alarmó a los lobbies patronales. Aun cuando sus primeras orientaciones económicas y financieras parecen bastante "centristas", el ingreso en su gabinete de una representante hispánica de Los Ángeles que no dudó, hace algunos años, en desfilar junto a empleadas domésticas en huelga, es un signo de que la Casa Blanca ya no será enemiga de los sindicatos. La ocupación de una fábrica de ventanas en Chicago confirma esta sensación.
* Director del Urban & Environmental Policy Program, Occidental College, Los Ángeles.
Traducción: Teresa Garufi
Accedé a todo el contenido por solo $3800 por mes.
Para acceder a este contenido debes tener una Suscripción Plus (edición mensual + archivo).Si aún no posees una, puedes adquirirla aquí.
Si ya tenés cuenta accedé aqui
Más notas de la edición Edición ENERO 2009
Destacadas del archivo