Una utopía realizable
Por Philippe Bovet*
Las torres fueron por mucho tiempo símbolo de una arquitectura megalómana que parecía casi enorgullecerse de su despilfarro de recursos naturales; hoy mutan. A partir de ahora, no se construyen bajo el liderazgo de un creador de nombre prestigioso sino gracias a equipos que utilizan sus conocimientos para minimizar el consumo de energía. Además, en combinación con una red de transporte público eficaz, los rascacielos pueden coadyuvar hoy a una planificación urbana más respetuosa con el medio ambiente y con la calidad de vida.
* Periodista.
Traducción: Teresa Garufi
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