Polonia, enferma de liberalismo
Por Bernard Margueritte*
Aquí tenemos una extraordinaria receta de cocina mundialista. Tomen un país que, en 1989, pasa del comunismo a la democracia al término de una revolución no violenta, que se fija como objetivo una política basada en el respeto a los valores de dignidad y solidaridad. Luego, sin preguntarle al pueblo su opinión, apliquen el habitual tratamiento de shock neoliberal, hecho de "rigor económico" y de "pensamiento único". Y once años después, contemplen la escena: una nación desmoralizada, desigualdades omnipresentes y una economía agotada.
* Periodista, Varsovia. Fue corresponsal en Europa Central y del Este de Le Monde y Le Figaro.
Traducción: Gustavo Recalde
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